domingo, 28 de febrero de 2016

Piccolo tremolo

El amor es algo tibio y palpitante,
algo pequeño y redondo
a lo que te abrazas
como si no hubiera mañana.

Y lo cierto es que no lo hay.
Solo, si acaso, ese pequeño instante
en lo que nada importa,
salvo
aquello que puedes abarcar
con tus brazos y tu aliento.

El amor sabe a sal
y a dulzura en penumbra,
a hiel de los días,
pero siempre vuelve
y arquea el lomo,
se hace suave y mullido,
te calienta el alma
azotada a la intemperie
del viento y las miradas
     suficientes,
porque lo cierto es que,
como un pequeño grano de arena,
el amor mira tu desierto y te abraza.

viernes, 26 de febrero de 2016

Poema caníbal

Lo habías estado esquivando durante un tiempo.
Ese hablar de lo que pasa cuando te ausentas
de ti
Ese andar detrás de las obligaciones
-cuando la devoción te pide que sangres hasta las teclas-
Ese pensar en que lo primero es lo urgente
-cuando lo primero es el motor de la brutal incandescencia
de ese fuego que te recuece muy lento-

Lo habías estado evitando como a un ser que te acosa y derriba
y te cose a gerundios simultáneos
o a pasivas orgánicas que se entrelazan con tus vísceras
hasta el brutal desahogo
de todas las inmanencias,
quiero decir... hasta aquello que te convierte en algo que ya eres
porque en el fondo
sabes que,
si algún día dejas de escribir,
si cierras los ojos al fatal alimento de las palabras
que te roen a cientos,
viene el dragón y te derriba y te convierte en escombros
aquí
ahora.

Y es por eso que ahora
le estoy dando de comer a la bestia
que me corroe por dentro:
la dejo salir,
la saco a la calle,
la envío a paseo
mientras intento recuperar mis horas de persona
aparentemente normal
aparentemente vencida.
Pero es que, claro,
en el fondo yo quiero ser inmortal
y como sé que la carne es blanda
y se agusana con el pasar de un suspiro,
me convierto en carne de letras
y le doy lo que quiere
a esa neurótica que corre por dentro
en los pasillos del tiempo
y que grita
-la loca de la casa-
que quiere estar haciendo esto y nada más
mientras la vida se desmaya en un río
que nunca encuentra el maldito mar
en donde las olas recomienzan y son épicas
y entonces
suspiras
aspiras el aire
de los tubos de escape,
miras el cielo nublado
los edificios
la luna sucia que alumbra tus uñas
y te dices que bueno,
que de momento aquí estás
dándole de comer al hambriento
y que quizás así te deje un rato a un lado
y puedas conservar esa mueca de gente corriente
y conversar con los demás sobre naderías como
vivir y morir y esas cosas que, al fin,
tejen los días en los que, de vez en cuando,
-y demasiado a menudo-
hay que dar de comer
al caníbal.

jueves, 18 de febrero de 2016

Murmullos de las horas muertas

Soy eso que pasa mientras agonizas
Soy la gacela extraña de las horas que se doblan
pensando en cómo, en este pliegue del tiempo,
me convierto en el junco que se inclina
mientras las lombrices de arena trazan
una mortal explosión de instantes
-como este-
robados a las mazmorras del Tiempo.

Vivimos el amor a primera vista
de Podredumbre
Somos larvas que deambulan errantes por los túneles
de eso que llamamos
yo

nosotros.

Nosotros,
Futuros Muertos,
muertos presentes,
anhelos de vidas mejorables.
Nosotros,
aquellos que bebemos
la hiel de las lunas
que nadan contracorriente.
Somos aquellos que se retuercen en los interrogantes
pero que,
por algún extraño milagro,
siguen de pie
en vez de reptar
tras la deflagración de la vida corriente
que, como todo el mundo sabe,
va a dar al mar,
que es el vivir.

domingo, 14 de febrero de 2016

No tenemos memoria

Somos memoria.
Somos recuerdos de lo poco que pesa nuestro paso a ras de suelo,
del peso de las culpas antiguas,
del horror de las acusaciones,
del lastre de la llave de los días.

Somos las sombras que estamos aquí.
Estoy aquí, escapando del Mundo,
y por tanto
adentrándome en él.
Es el momento de todas las llagas y profundidades,
de todos los abismos,
de saludar a los ancestros,
de beber el agua del olvido,
de escupir los caminos que llevan a los centros
y lanzarlos al aire de la vida.

Ya no quiero ser esa que se mueve entre las sierpes de la angustia
subterránea.
Quiero ser un punto de luz
en el que no se agolpen
los sueños incumplidos,
en el que naveguen las almas gemelas que quieran nacer
a cada paso,
a cada último y primer
                      suspiro.