Hipotenusa eres tú

Naufragando una vez más que menos en el Mar de las Confusiones que me navega los mundos, descerrajando la cuadrícula de los días, pintando arcoiris agresivos en el cielo de tu universo, es inevitable pensar en ti y en la carcajada ante lo trascendente, en la obra que se desova, río arriba de horas, huella roja de abanico de posibilidades que se abre, se eleva al cuadrado de las dimensiones que se encuentran y explotan en direcciones divergentes y tan iguales, construye el triángulo de los que aparecen y desaparecen, letras que te llaman, tan autónomas que te desoyen pero ahí estás tú, cerrando el ángulo, alma gemela, poesía, genial hipotenusa.

Belleza

Flexibilidad de los días. Abres los ojos. Ves una luz. Un centinela en el techo contemplando mi cuerpo en reposo. Pesan tanto mis brazos que podría salir volando hacia abajo en cualquier momento, el ruido de fondo es a veces insoportable marea de temperaturas oreadas por sentimientos cambiantes, ruleta rusa más que montaña, ascenso y descenso, vapor... Pero a veces, la belleza te toma al asalto: es un dulce ataque, algo tibio semejante a una mirada envolvente o a una presencia que hasta ahora no habíamos advertido. Está ahí, entre la contracción y el estiramiento de este ir viviendo, entre la tensión y el relax de saberse de pronto en una grieta del tiempo en la que todo, de repente, es posible.

Placidez

Una piernecita enroscada entre mis piernas, la luz del sol, ideas alumbradas, un cachorro blanco jugando con un peluche, atacando de mentira un par de zapatillas sonrientes, la lejanía amable de unos ojos abisales, las horas-árboles preñadas de frutos y flores, mundos que se escriben y dejan para más tarde la zona terrible por la que a veces es preciso nadar, la tibieza de una sonrisa cotidiana, la caricia de algunas palabras, la presencia junto a la que vivo en permanente abrazo, el cuerpo en el que encajo, membrana que recibe la tímida y persistente resonancia de los días que transcurren como aguas apacibles...