sábado, 10 de julio de 2021

Pedazos de pulmón

Los que recogemos. Los que nos ayudan a respirar. Los trozos que se nos caen

en

esa tuberculosis asintomática que es la vida. Algo de fiebre permanente. La sangre viene al final.

Quiero sentirme libre para caminar las horas que me permitan respirar.

A pulmón abierto, a mandíbula batiente, como las puertas.

Las bisagras del alma bien abiertas.

Los días con aluminosis son

ese preciso momento en que aprendes a respirar

más allá de tus entrañas y de las risas extrañas.

Más acá de las brumas y las rocas y

los sabios consejos de quien dice

            que te quiere bien.

            Bien,

            esto son los consejos:

pausas largas en el tiempo de las hojas de afeitar.

            No somos eso que somos

            hasta que lo sabemos.

Bebo café. Salgo de mí.

En algún lugar navega una lavadora.

¿Habrá acabado su vuelta eterna a la ropa?

¿Acabado de lacerar nuestras entrañas,

nuestros pequeños pecados? ¿Nuestros duermevelas?

A esta que recoge los pedazos le pregunto:

¿somos eso que navega a contracorriente, ese nadar sin pareja con una bola de acero

            atada a los pies,

            no ancla sino lastre,

            lastre abisal hasta

el abismo de las más infernales

preguntas?

¿Somos eso? ¿Somos más?

¿Somos miles de pulmones respirando

a fragmentos

            a bocanadas

            a retazos de horas a

            contra-

                                    corriente

            a

            a veces

            sin sentido?

            ¿Somos otros no perdidos

            sino

            en mitad de las algas,

            con sabor a mercurio y

                                                arena,

            navegando a babor

            contra la sal de las

            márimas,

            lágrimas de

            días navegables?

Somos eso. Somos más.

Pedazos de pulmón que se desgaja y que recojo en el candor de las horas-bahía,

de las vidas abatidas

que se levantan y se inflan,

vidas-vela,

vidas plenas.

jueves, 24 de junio de 2021

viernes, 23 de abril de 2021

Hojas

Sabes que la vida es hermosa
cuando pasas las hojas de los días
y ves rostros conocidos
desconocidos
sonrientes.

A veces sabes que bajo la capa de amargura duermen peces de asfalto,
recuerdos de días peores
y abisales.

Pero la luz siempre llega.
Nos la regala un libro, o una sonrisa. Una risa de manos cruzadas
entrelazadas
llameantes de sol
de raíces
de almas.

Somos esto que camina por la vida:
este resto, este residuo,
la ruina de días aprendidos.
Las voces del verano en calma.
Caen las hojas a veces.
Leen nuestras vidas.
Porque sí, porque nosotros somos los leídos,
los regalados a las hojas,
los ojos que adoran el fuego de las almas,
las vidas que brillan en las brasas.
Nos apagan, nos ayudan, nos oprimen, nos encienden. Nos apagan.
Pero siempre salimos volando de nuevo
-hacia el cielo o hacia el suelo, a ras, qué más da-,
hojas, hojitas, hojarasca
verde, azul, dorada,
ocre o marchita,
recién nacida,
recién rasgada,
pero siempre, siempre en círculos, espirales, flechas, lanzallamas,
siempre avivando la vida,
siempre atizando los días
en que nos encontramos,
nos creemos, nos leemos,
nos amamos.

Somos hojas en danza
de días no arrancados.

sábado, 3 de abril de 2021

Sakura

Esas flores que te besan en la frente del tiempo
y prometen cielos azules como versos.
Esos besos claros y rosas,
esas alas que te abrazan,
esos días que te rozan,
esa belleza leve del instante eterno.


(Gracias a Maite García Almazán por la foto)