domingo, 24 de julio de 2016

Como debe ser

Aquilatas las horas al parecer perdidas
Te reencuentras con quien forma parte de tu historia:
Tu amigo. Tu hermano
Tu alma gemela.

Los vientos han pasado por nuestras vidas,
nos han azotado a base de bien
y de mal
en todas nuestras mejillas. Las hemos puesto y expuesto,
se han secado a todos los huracanes vestidos de imposiciones, deberes y culpas,
se han ajado a lo largo de las horas en resquicio
en escorzo
en equilibrio precario
de amores y amistades,
se han recosido a base de esfuerzo y disciplina y
esa cierta resistencia
que no es más que una residencia
un vivir en nosotros mismos
mirándonos desde lejos
pero tan cerca
pero tan a conciencia que
a veces,
cuando hablamos,
nos damos cuenta de que la vida ya nos la sabemos de memoria,
pero no de corazón.

Es por eso que,
cuando nos encontramos,
nos reconocemos
nos levantamos
nos llamamos hermanos: de vidas, de viento.

Aquí estamos. Aquí estaremos.
Como juncos que se tuercen pero
no se rompen
ni se inclinan
ante quienes creen que somos menos
que no estamos a la altura de no se sabe qué circunstancias.
Como debe ser.
Pero no por obligación, sino porque somos
inevitablemente
ese espejo en el que uno se reconoce
esas aguas hermanas por las que se nada
como en un útero compartido
aun sabiendo que la vida nos lleva a nuestro propio camino.



sábado, 16 de julio de 2016

Barricada

He visto las mejores mentes de tu generación
nacer de las cavernas del sentido
bailar a la luz de las antorchas de los latidos
de tu corazón y el mío.

He visto cosas que nunca creerías:
darse la mano en la oscuridad de las sonrisas reforzadas por dientes asesinos,
clavadas con chinchetas a la nave del ir tirando de los días,
sonreír a la mala suerte
a la frustración
a los momentos del estoy cansado y no puedo más.

He visto más que muchas vidas anteriores a la mía en tus ojos bañados de inocencia:
la fe en la palabra futura
la fuerza para luchar más allá de las zarzas de los hombres
de las nieblas y mentiras envueltas en papel de mejoras.

La vida es un estado en construcción,
un mirar adelante cuando derrocamos por obras
las guaridas de las fieras que te quieren enseñar que solo hay un camino,
cuando lo cierto es que
no solo se hace camino al andar,
sino que a lo largo de tus pasos es posible caerse y levantarse,
cantar ante las penurias de la tierra en los ojos
aspirar la brisa aunque esté manchada de cemento,
ese que solidifica las mentes claras y tiernas,
ese que nos venden perfectamente etiquetado para que caminemos
al unísono,
cuando lo que en verdad queremos hacer es bailar
y cantar a mil voces que,
por casualidad,
se encuentran queriendo empujar para que el camino
-uno, cualquiera-
siga existiendo.