viernes, 17 de octubre de 2008

Hojas verdes

Cansada, me estiro en el suelo, el barro me abraza. Las paredes a medio construir me sitúan entre un lado y el otro, me hundo un poco. Toda yo mujer-tierra, cierro los ojos. Pasan mil años en segundos, mil paisajes, mil inviernos, mil cascadas de deseos que caen a contracorriente, agua que se enfrenta al agua. Extiendo los brazos. Soy ya la encrucijada entre los caminos que se trazan a cada paso. Llueve. Las gotas de lluvia caen sobre mi rostro, tenuemente saladas, venidas de algún mar cercano. Al contacto con mi piel, las lágrimas del cielo se convierten en hojas verdes. Me tapizan, me convierten en sotobosque de este Nuevo Mundo que no he creado, que surge inevitablemente, que pide a gritos que lo recorran mis pasos, que llora en mi cuerpo el anhelo de no ser destruido. Respiro. Ya humus, presiento en mis poros rezumantes de cieno el aliento de futuras flores.

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