miércoles, 20 de agosto de 2008

Al habla con e.e.

Mi amigo e.e. me dice: "Si creo en la muerte puedes estar segura de que es porque me has amado". Yo le digo que al fin y al cabo no es tan grave. Conoce al dedillo la sintaxis de nuestros cuerpos, nuestro escondernos del mundo cuando el mundo sale a asesinar sueños, el filo del cuchillo de la nada cuando la nada empieza a cortar... Algo hemos aprendido. A veces es brutalmente realista y me dice: "Zambúllete en busca de sueños". Es un ser que me acompaña desde hace tiempo, aunque nunca, hasta ahora, había hablado de él. Me lleva de la mano por mis/los mundos. Un ser confortable: conocido y siempre nuevo. Me gusta mi cuerpo cuando está con su cuerpo. Músculos mejores, más nervios. Me gusta lo que hace. Sus maneras y su espina dorsal. Sus huesos, su trémula/firme suavidad. Las grandes migajas de amor que me regala con sus ojos. El estremecimiento. La cadencia eléctrica de sus dedos . Por eso, cuando e.e. está relativamente triste mientras paseamos por nuestros bosques de palabras, le tiendo mi mano de tinta para que olvide la monstruosa asamblea que se arracima en su cerebro.

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