Levemente
olisqueas
los
ruidos de la noche
humana
Las
uñas se clavan
en las paredes húmedas
Los
ruidos son los otros
El
viento de los días
que
infectan los bytes de la memoria.
No
somos. Fuimos.
Densos,
viscosos seres atados
a
las últimas preguntas,
a
la superficie
del
asfalto mediático y mecánico.
Somos
larvas ya en el túnel
Naciendo
a la luz de los días
Somos
tú
cuando
duermes la resaca
de
los altoparlantes
Tú,
cuando
vuelves del trabajo
y
bebes arena arrasada de sueño
Tú,
en
el laberinto oculto alumbrado por mil ojos abiertos
insomnes
brillantes
en el vagón compartido,
ese que atraviesa las
venas urbanas
en el
último canal
de la
existencia.
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