Rosario Curiel: procesos poéticos
miércoles, 10 de abril de 2024
Vía
sábado, 10 de julio de 2021
Pedazos de pulmón
Los que recogemos. Los que nos ayudan a respirar. Los trozos que se nos caen
en
esa tuberculosis asintomática que es la vida. Algo de fiebre
permanente. La sangre viene al final.
Quiero sentirme libre para caminar las horas que me permitan
respirar.
A pulmón abierto, a mandíbula batiente, como las puertas.
Las bisagras del alma bien abiertas.
Los días con aluminosis son
ese preciso momento en que aprendes a respirar
más allá de tus entrañas y de las risas
extrañas.
Más acá de las brumas y las rocas y
los sabios consejos de quien dice
que te quiere
bien.
Bien,
esto son los
consejos:
pausas largas en el tiempo de las hojas de
afeitar.
No somos eso
que somos
hasta que lo
sabemos.
Bebo café. Salgo de mí.
En algún lugar navega una lavadora.
¿Habrá acabado su vuelta eterna a la ropa?
¿Acabado de lacerar nuestras entrañas,
nuestros pequeños pecados? ¿Nuestros duermevelas?
A esta que recoge los pedazos le pregunto:
¿somos eso que navega a contracorriente, ese nadar sin pareja
con una bola de acero
atada a los
pies,
no ancla sino
lastre,
lastre abisal
hasta
el abismo de las más infernales
preguntas?
¿Somos eso? ¿Somos más?
¿Somos miles de pulmones respirando
a fragmentos
a bocanadas
a retazos de
horas a
contra-
corriente
a
a veces
sin sentido?
¿Somos otros no
perdidos
sino
en mitad de
las algas,
con sabor a
mercurio y
arena,
navegando a
babor
contra la sal
de las
márimas,
lágrimas de
días
navegables?
Somos eso. Somos más.
Pedazos de pulmón que se desgaja y que recojo en el candor de
las horas-bahía,
de las vidas abatidas
que se levantan y se inflan,
vidas-vela,
vidas plenas.