como una serpiente
de vidas cruzadas.
Los cables tejen lamentos
bajo el cielo turbio
de hollín y
vidas pasadas al son
de las voces que dicen
cuánto tiempo y si tú supieras.
El páramo de la piel
descolgada desde sus
más antiguos cimientos,
el horror de la voz
desesperada que clama
por no llegar nunca
a su destino,
por el vagar de los ojos
por los verdes pies
y los orígenes amarillentos de este minuto
en calma:
todos somos esqueletos
cubiertos de oxígeno
y ansias.
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