jueves, 25 de mayo de 2017

Cápsulas

El Mundo te pregunta qué piensas y tú
te devanas los sesos a solas
como la madeja de neuronas que se tejen alrededor de los días en vano.

Te preguntas por qué el Mundo te pregunta
y piensas que, en verdad, debería ser en qué
y tú
responderías:
pienso en barcos
en aviones
en mentes
en blanco
en flores
que 
se abren
se cierran

Pero él pregunta QUÉ.
Tú quieres responder dónde viajan tus ideas.
En instantes como este:
túrgidos,
famélicos,
mesméricos,
hipnóticos,
eléctricos.

Son instantes que se tensan y arquean el lomo como un gato de ojos grandes
y verdes
y lejanos
que te atraviesan más allá de la conciencia.
Son momentos que tienen los ojos de un perro cariñoso:
húmedos, esféricos, lumínicos.
En espera.
Son cápsulas del tiempo.

En realidad
da igual lo que pienses:
lo importante es cómo y dónde y adónde viajan tus ideas.
El contenido se altera con el tiempo.
Lo que de verdad importa es dónde metes todo ese manojo de nervios
-quiero decir... de ideas-
que pugna por vivir en algún sitio. 

Mientras, en el mundo de fuera
-el pequeño, el que te nutre-
vas nadando entre horas y aprendes nuevos estilos
porque es importante sobrevivir
a las fieras
que aguzan el oído de sus garras
que te esperan
y te arañan
te desgarran
si por casualidad se te ocurre
pararte a pensar
en qué piensas.