viernes, 26 de febrero de 2016

Poema caníbal

Lo habías estado esquivando durante un tiempo.
Ese hablar de lo que pasa cuando te ausentas
de ti
Ese andar detrás de las obligaciones
-cuando la devoción te pide que sangres hasta las teclas-
Ese pensar en que lo primero es lo urgente
-cuando lo primero es el motor de la brutal incandescencia
de ese fuego que te recuece muy lento-

Lo habías estado evitando como a un ser que te acosa y derriba
y te cose a gerundios simultáneos
o a pasivas orgánicas que se entrelazan con tus vísceras
hasta el brutal desahogo
de todas las inmanencias,
quiero decir... hasta aquello que te convierte en algo que ya eres
porque en el fondo
sabes que,
si algún día dejas de escribir,
si cierras los ojos al fatal alimento de las palabras
que te roen a cientos,
viene el dragón y te derriba y te convierte en escombros
aquí
ahora.

Y es por eso que ahora
le estoy dando de comer a la bestia
que me corroe por dentro:
la dejo salir,
la saco a la calle,
la envío a paseo
mientras intento recuperar mis horas de persona
aparentemente normal
aparentemente vencida.
Pero es que, claro,
en el fondo yo quiero ser inmortal
y como sé que la carne es blanda
y se agusana con el pasar de un suspiro,
me convierto en carne de letras
y le doy lo que quiere
a esa neurótica que corre por dentro
en los pasillos del tiempo
y que grita
-la loca de la casa-
que quiere estar haciendo esto y nada más
mientras la vida se desmaya en un río
que nunca encuentra el maldito mar
en donde las olas recomienzan y son épicas
y entonces
suspiras
aspiras el aire
de los tubos de escape,
miras el cielo nublado
los edificios
la luna sucia que alumbra tus uñas
y te dices que bueno,
que de momento aquí estás
dándole de comer al hambriento
y que quizás así te deje un rato a un lado
y puedas conservar esa mueca de gente corriente
y conversar con los demás sobre naderías como
vivir y morir y esas cosas que, al fin,
tejen los días en los que, de vez en cuando,
-y demasiado a menudo-
hay que dar de comer
al caníbal.

3 comentarios:

Unknown dijo...

¡Me encanta! Me he sentido muy identificada. El mundo no está hecho para lunáticas, o sí, quizá la normalidad es el escenario perfecto para vivir nuestras locuras.

Unknown dijo...

¡Me encanta! Me he sentido muy identificada, el mundo no está hecho para lunáticas... O sí, quizá la normalidad es el escenario perfecto para vivir nuestras locuras...

Rosario Curiel dijo...

¡Gracias, Aleinee BM! El mundo no está hecho... en general. Lo construimos a base de romper las cuerdas que atan las horas para que tengan aspecto de normalidad ;)