miércoles, 18 de febrero de 2015

Celebración

Celebramos que estamos aquí.
Celebramos que las algas nos mantienen con su exceso de oxígeno
y absorben el dióxido de nuestros días
que tu paso es firme a veces
y a veces no
que somos seres en perpetuo abismo
-lo compruebo cuando recuerdo que tardé en aprender a mirarte-
que todos los que caminamos nos caemos
que en esta era del cansancio
siempre hay
un aliento
que rompe las tinieblas de las horas
ineficientes
que un poco de musa es mucho
tiempo caminando.

Celebramos.
Un cielo se rompe en horizontes estráticos
estáticos
extáticos
azules y naranjas y oscuros
mantos de noche.

A veces te pierdes por las olas
y navegas y entiendes que hay que tragar agua
salada, muy salada,
a veces la confundes con tus lágrimas
a veces entiendes que no te haces entender
y que claro, los otros no pueden apenas mover sus pies para salvarte,
porque
es tu mano la que buscas
tus ojos los que se vuelven contracorriente
de horas a solas
y entonces, de golpe, sabes
que siempre habrá paz para los cansados
que celebran que un día cualquiera,
como el tuyo, como este,
las olas de los días no entienden de trilogías
sino más bien de pequeños momentos:
esos en los que
te tumbas y tomas el sol que te abraza y te recuerda ese pulso
que se te enreda en las venas y sale
y salta
y baila
la danza eterna de quienes,
más allá de los días ululados de lamentos,
respiran luz.

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