miércoles, 29 de octubre de 2014

Descanso

A veces
apoyarme en una esquina de mi ser
-ese extraño que se escapa a todas horas contracorriente-

A veces
rezar al dios de todas las cosas pequeñas
-el que hace que el día se vuelva sulfuroso y azul-

A veces no ser
más que una brizna en el huracán de las ideas: tan pequeña, tan cerca
de mis disturbios

Levantar barricadas contra la tristeza
Nadar por los recodos de ese justo momento en el que
nada es como debiera

Y sin embargo ahí estás tú,
armado con tu sonrisa,
dispuesto a luchar de nuevo por el arco descendente de la fortaleza de los temores emergentes

A veces tú,
subterráneo abrazo de los túneles del tiempo,
mano amiga que recorta las uñas de las fieras
que habitan mis peores pesadillas,
apareces de nuevo para recordarme
que cada día es igual y diferente
porque somos los mismos escombros
con algo más de pátina cansada por los espejos del tiempo
pero
obras el milagro de sacarme de mi propio desahucio
me arrancas mi antigua piel
me arranco mi antigua piel
y
curiosamente
nunca soy tanto tú como cuando soy yo:
amigo de mis días,
ácido compañero que endulza mis heridas y las vuelve insoportables
pero tan reales
que no hay más que volver

a veces

sobre el borrado recuerdo
que nos despierta
de la tenebrosa paz
de los cansados.

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