Talando el tiempo de los días,
subiendo y bajando la cuesta de lo que cuesta
mantenerse en pie
despertándome a veces y escribiendo a (duras) penas,
esperando que el magnífico huevo inspirado en el oscuro Giger
abrace mi cara y renazca en mí el monstruo que en verdad soy,
el tenue bebé azaroso y sangriento que rezuma mi esqueleto por todos sus poros,
atravieso el puente de las horas saltando desde mí misma
o sobre mí
y mis circunstancias, empeñadas en demostrarme
que los días ahogan pero no aprietan.
Sobreviviendo en fin, y es mucho,
viviendo la vida en tropel
que no es poco
troquelando la obra del tiempo.
Aprendiendo, en suma.
Addenda: Y con una mueca de sonrisa imborrable en mi cara surcada, navegable mapa de las personas que adornan mi biogeografía. Gracias. A todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario