martes, 2 de febrero de 2010

Cronófagos

Porque siempre ando diciendo que debo aprovechar (más, más aún) el tiempo
porque, como dijo un tal Samuel (alias Beckett), la vida es un caos entre dos silencios
porque voy de acá para allá con mis ideas como fardos
-y no saben muchos lo que pueden llegar a pesar las ideas, o al menos las que se mueven inquietas intentando dejar de ser ideas para pasar a ser acciones-
porque el centro del mundo es todo lugar en el que alguien crea que está el centro del mundo
porque la vida es tan larga
que podemos comprimirla en el suspiro de un multiverso

HOY
HE DECIDIDO
DEJAR DE LUCHAR POR SEGUIR LUCHANDO.

No se me malinterprete. Siempre hay alguien que te pregunta cómo estás cuando simplemente sucede que te has puesto sentimental o cuando
estás haciendo de equilibrista en el filo
de la navaja de las horas.

Querría decir, si no es mucha molestia leerlo,
que reivindico pobremente el derecho de estar out, quiero decir,
fuera
de mí misma.

A veces es sólo que el tiempo nos devora, que alguien pide a gritos desde alguna red que el mundo se pare un momento y lo que sucede es que nosotros
somos devoradores de tiempo
devoradores del tiempo
devoradores de tiempos
CRONÓFAGOS
y por eso necesitamos escribir eso que se nos escapa
y nos volvemos insolentes cronógrafos
y asaeteamos minutos como éste que de otra manera
estarían perdidos en el tiempo
y ahora, humilde,
algo cachazudo,
o digamos tozudo,
se ha quedado clavado aquí,
como una espina de pescado
-porque siempre es más barato decir esto que decir, por ejemplo, engolando la voz,
que se nos ha clavado una espina del tiempo-
.

No hay comentarios: