lunes, 21 de septiembre de 2009

Herméticamente

Hermes me secuestra hacia mis propios dominios.
No son un lugar en donde el poder sea mío.
Sino, más bien, un
no lugar
un
lagar
perfecto para todas mis obsesiones.

Las que viven arriba me tienen tensa la mayor parte del tiempo, no dejándome pensar o no dejándome
dejar de pensar.

El estado catatónico es un estado violento
y lento

Las magias meretrices magiares arrasan por las estepas de esa cosa reseca llamada alma que
a menudo rezuma ideas y esa extraña sustancia viscosa llamada sentimientos.

No es un lugar extraño, el lugar cerrado
es sólo que
aquí me siento brutal
y extraña
mente a gusto
y los demás son un ruido entonces
y es entonces
que todo es tan injusto.

Cuando me veo secuestrada
por las arduas palabras.

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