sábado, 5 de septiembre de 2009

El oyente

A veces observa la belleza en los otros
y es feliz.
A veces escucha que la gente se ama a través
de inmensas palabras
y es feliz.

A veces despierta en mitad de la noche

y se pregunta cuántas veces se ve a sí mismo como espectador de vidas ajenas, cuántas

más veces va a ser el que no es.

Y entonces toma una determinación:
vivir, a pesar de todo.

Toma un diccionario para consultar el significado de la palabra
determinación
y no entiende nada.

Sólo sabe que no sabe nada y que no es Sócrates
(sus padres tuvieron la extraña determinación de llamarlo Claudio
y él tomó la decisión de convertirse en cojo)

Apenas sabe hacer algo más
allá
de abrir la boca
y
-definitivamente-
escuchar.

Es por eso que cada mañana
reza a las piedras del Valle de los Deseos
y ruega a algún dios
que le conceda el extraño don
de seguir siendo humano.

2 comentarios:

María dijo...

mariakarla36
Me gusta como te expresas con las palabras. El oyentemuy bello.

Rosario Curiel dijo...

Gracias, me alegro de que te guste.