lunes, 27 de julio de 2009

Un tal Freddy

Si paseas por los sueños de un poeta llamado Wes, te encontrarás a Freddy. Freddy nació de una pizza y de la peor de las pesadillas: extraño maridaje. Creo que estoy hablando de cosas que ya saben. Freddy tiene una mano que rasga en jirones la realidad desde el umbral de la fantasía. Fantasía: los pájaros griegos cantaban en el bosque de las imágenes mentales. Sueños. Sí. Entes que todos conocen.
Pero no es cierto.
Borremos lo que supongamos acabo de escribir.
A ver. Empecemos. Freddy conoce a Wes. Wes no conoce a Freddy: lo va descubriendo. Wes des-cubre a Freddy. Esto ya lo... lo que quiero decir, lo espásticamente importante de este no-mensaje es que
EL PEOR DE LOS SUEÑOS PUEDE CUMPLIRSE
pero claro, el maldito hemisferio derecho
de nuestro cerebro, tan amigo de
las mentiras, juega con
nosotros y
sueña por
nosotros
(el pobre izquierdo, sintiéndose prepotente, luchó por encontrar una lógica a todo aquello)
y de ahí nace Freddy: de nuestros temores.
Érase una niña que se perdía porque tenía temor a perderse.
Pero no era Nancy-Heather ni la extraña Rosario.
Érase una niña que dejó de serlo.
Pero no era...
Lo que quiero decir en jirones es que alguien que es yo quiere decir que es
y que sabe que la realidad (léase: los sueños) está formada por capas y capas de estaesa absurda y enorme y
terrible cebolla
husserliana,
o sea, cotidiana
que nosotros (cúmulo de yoes sin respuesta)
vamos soñando sueños sin saber que allí viene Freddy, que aquí vive Krueger (ah, sí, todo el mundo sabe quién es, pero no cómo se domina)
que entramos y salimos del largo pasadizo en redes que somos,
infiernos interiores
fraguas de vulcano con umbrales maravillosos de aguas y que
(el pobre izquierdo luchó por juntar las piezas del engranaje puzzle de todas las vidas sin respuesta que conocía)
hay un mago llamado Craven
que vive para contarlo.

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