miércoles, 21 de enero de 2009

Historia de Rata con coro de sabios

Rata se cayó un día al agua. Se ahogaba: no sabía nadar. Así que aprendió a nadar.
Rata nadaba y nadaba y nadaba
y comprobó
que no había salida
así que
Rata murió agotada
tras nadar exhaustivamente.


En un tiempo paralelo, Rata se cayó un día al agua. Estaba cantado que se iba a morir, según acaba de escribirse. Sin embargo, Mano acudió en su ayuda y la sacó del agua. Rata se quedó estupefacta: estaba viva (nótese: vivir es tan extraño que no es extraño que cause estupefacción).


Rata se sumió en un mar de dudas, así que, entre naufragio y naufragio, mojada de ideas confusas hasta la punta del rabo, acudió a escuchar el concierto de los sabios. Esperaba sacar conclusiones de todo y tomar buena nota. Necesitaba instrucciones para saber qué hacer en la próxima o simultánea situación.


Coro de sabios pajareando:

Nietzsche- Cuando alguien tiene un porqué en la vida, puede soportar casi todos los cómos.

Schrödinger- Cualquier concepción del mundo es y sigue siendo una construcción mental; de ninguna otra manera puede demostrarse su existencia.

Watzlawick- Un mundo totalmente libre de subjetividad ya no sería un mundo perceptible.


Ante tales melodías, oportunas pero hasta cierto punto disonantes, Rata suspiró. Seguía sin saber nada de nada. Ni siquiera sabía si estaba viva o muerta, según se tuviera en cuenta un lado u otro del tiempo. Del mundo que veía y crecía a su alrededor (y del que ella formaba parte) ignoraba si lo creaba ella o si era Mano quien le daba forma.


Cotejó todas las posibilidades.

Aprendió todo lo referido a estadísticas y proporciones áureas.

Escuchó atentamente al coro de pájaros pretendidamente sabios.

Y sólo llegó a una conclusión:

había que seguir nadando.

No hay comentarios: