jueves, 6 de noviembre de 2008

Idiorritmia

Cuando llega el silencio, cuando se acallan las voces, el tiempo se pliega y se deshace en estratos. Visón panorámica de lo que se ES. A veces dudas, a veces extrañas certidumbres. Caos o desorden. Múltiples caras de uno mismo. Lo único inconfundible en estos momentos, lo único que nace con el tic-tac del pájaro que da cuerda al mundo de fondo, con los árboles de fondo, con el mar de fondo, con el mar y las nubes que gimen y reclaman su espacio en bandadas de gaviotas, en picos de cigüeñas preñados de nuevos instantes, es el ritmo.
RITMO PROPIO
intransferible
ininteligible hasta para los propios oídos.
RITMO.
El compás de los demás, acompañamiento de la mágica y brutal apabullante sinfonía.
Pasos quizá perdidos en busca de algo que no es más que
SER UNO MISMO
Pasos que quizá se encuentren
ACOMPAÑADOS DE OTROS PASOS PERDIDOS
por las playas y las orillas del ser, a cada minuto, en cada pliegue del tiempo tensado hasta casi romperse en estallido de posibilidades,
EN EL INMENSO MOMENTO
en que soy-eres-somos
Y YO
Y UNO
Y EL OTRO
REINVENTÁNDONOS
A NOSOTROS
MISMOS.

No hay comentarios: