sábado, 22 de noviembre de 2008

El límite

Si la vida es discontinua, si la vida es fragmentos, si soy muchas, somos muchos, si no tenemos un manual de instrucciones para vivir... hay que detenerse en
EL LÍMITE:
El lugar que separa lo que soy de lo que no soy, la piel-frontera de los días.
Si sabemos que la vida no se re-presenta, sino que sólo se presenta, sólo aparece
y apenas nos damos cuenta
de si lo que vemos-soñamos
(porque qué más da, acaba siendo lo mismo ver que soñar)
es real o irreal
(¿qué es lo real? ¿lo que veo, lo que ex-iste? ¿lo-que-es-fuera?)
o irreal, repito
(¿qué es lo irreal? ¿lo no real?
lo no real no es, simplemente),
y de golpe sabemos que vivir es vivir aquí,
pero hacia aquí y hacia adelante
aquí,
pero aquí y tendiendo los brazos hacia la
UTOPÍA
ese no-lugar que está en todas partes
porque lo llevamos dentro...
Si sabemos...
No, en realidad no sabemos. No sabemos nada. Nos limitamos (en el límite) a ir adivinando.
Porque incluso las personas que predican a voz en grito que saben
no saben nada
porque sólo saben
las que dicen no saber
Y si no véase a Sócrates, pájaro Gran Tictac que sólo sabía que no sabía nada,
cuando cualquier meditador acostumbrado al
VACÍO
sabe que nada y todo son lo mismo en el fondo,
algo ABSOLUTO
lleno o vacío
PERO ABSOLUTO
como la ABSOLUTA CERTEZA DE ESTE IR VIVIENDO, de este panta rei cantado por el pájaro Heráclito
buenos pájaros cantores-avisadores
nada que ver con los que destrozan la corteza de los árboles
carpinteros aviesos
pero tan ignorantes
no saben que la corteza cae al suelo
y se pudre,
PERO
de la podredumbre
NACEN FLORES
flores-momento, flores-fragmento de vida que deben ser revisitadas en su aroma de días, de vidas, de vida que pasa y en la que
es necesario
NO ENVILECERSE
ejercitar el perdón por las visiones erróneas y los vapores deletéreos
buscar la paz
interior
(oh, no es nada de más allá, es de más acá, de por aquí adentro)
porque sólo se tiene fuerza para ir luchando
por vivir
sobrevivir
ser
feliz
cuando
por un instante olvidamos los facsímiles
todos los sua cuique persona
y nos retiramos
por un momento
a reflexionar,
a contemplar los pliegues de la realidad
(¿la realidad?)
en el límite
de los cuarteles de invierno.