sábado, 8 de noviembre de 2008

Cantilena

Porque de los amaneceres aún queda mucho por escribir... porque las nubes bailan al son de una voz que llueve flores-notas, porque los árboles me rozan las mejillas en este Nuevo Paseo por el Gran Camino de todos los días, porque a veces los troncos se retuercen y renacen, porque el cielo es un mar de promesas que se gestan, un borborigmo de lacres y azules y el horizonte se pierde a lo lejos, porque las nubes grises y negras y plomo apenas son armas capaces de frenar mis pasos, mis pasos. Una nube rojiza y rosa, lenta y transparente va soñando por el espacio y la luna aparece dulcemente en el horizonte que se difumina
y las aguas son el espejo
las aguas son el espejo
las aguas son el reflejo
del cielo que vuela y vuela
de la luz que atraviesa grietas
y rompe tiempos
y el pájaro que da cuerda cesa en sus lamentos
y estalla en mil rojos de
llamas-flores
el ocaso
vuelto AMANECER
Suavemente
la luz de la luna se despierta
y saluda al sol
de un hermoso y largo día
tan largo
como cuarenta días corrientes
y acaricia el anhelo
de la Tierra del Nuevo Mundo,
que ríe y llora,
nostálgica de lluvias
Porque al caer la noche una nube
rosada, lenta y transparente,
cubre el espacio envuelto en gasas de ensueños
y TODO
recomienza
a ras de vuelo
y la luna sonríe
y se ríe
de los sueños.

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