miércoles, 22 de octubre de 2008

Llueve...

... de nuevo, sin cesar. Quizá nubes, quizá ojos, ojos multiplicados por el cielo oscuro. Ácido diluvio, nuevos nidos de mundos que pían rabiosamente por un amanecer que aún adivino lejos, muy lejos... Absoluta complacencia en el nacimiento de nuevos mares. Precisos torrentes para que los Grandes Lagos cubran el Viejo Nuevo Lugar de agua, tierra y sal.

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