viernes, 26 de septiembre de 2008

Raíces

La penumbra es propicia, la lluvia sigue cayendo fina, rasga uno a uno los velos de mis muchas vidas, mi piel es ya corteza, hundo mis pies en mis días, mis días de barro y de piedra y de fina arenisca, abro los brazos, los árboles me rozan y me susurran historias de otras tierras, murmuran algo semejante a eternas presencias firmadas con sangre en este mundo sin mapas. Y llueve, y llueve, y llueve. El viento arrecia. Expongo mi rostro a la bofetada de lo que llega y el bosque lo tamiza en besos, en hojas que serpentean por mis huesos y se adentran, se adentran, se adentran, no temo ya a la batalla que yo lucha contra mí, no temo, no temo, no temo. Es sólo que algo estalla por dentro y no son armas enemigas, es sólo que mis pies arraigan, que mi cuerpo crece, que mis dedos, mis brazos son ramas, mis ideas hojas mis deseos los pájaros que anidan

Y
sé que la sustancia que me habita es tan consistente como el hábitat de los sueños
sé que mis piernas son robustas
QUE
se retuercen para labrar campos de estrellas y hálito de nubes
QUIERO
saber hasta dónde mis pies dedos de pies uñas desbordan los cueros que envuelven los pasos y son raíces
PARA SIEMPRE
dice el viento que el bosque me ha convertido en árbol que se enraiza y crece y tiende sus hojasramasbrazos hacia el calor del sol que preside la jornada de penumbra y es curioso pero nunca pensé que el pasar de los días fuera algo así como soñar volar plantarse en la tierra descubrir que ser no es más que ser
DE VERDAD.

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