jueves, 25 de septiembre de 2008

Lluvia, instantes

La luz atraviesa el cielo de repente, de repente suenan ideas como tambores de infantería, busco mis armas, soy yo al descubierto ante la nochedía, ante el cielo oscuro de pronto luminoso, ante las luces repentinas, sopla una brisa venida de... Un cierto ahogo me acomete, es ahora el viento y sus brutales embestidas, alzo la vista al cielo y llueve, dejo que me resbale por la cara el agua fina, es un agitarse todo, un resumen de todos los acepto acepto acepto acepto

QUIERO
cultivar dentro de mí lo Inimitable
escrupulosamente
exquisitamente
inevitablemente
será quizá la soledad la araña que teje los sueños
será
el ir y venir de mí misma
el instante
con el que
me
visto
de
esperanza
en el que las profundas inmediatas máscaras resultan ineficaces
en el
que
soy desde siempre delicada y frágil y tan
fuerte
que
me creo capaz de quebrar la lanza inquebrantable de una brizna de hierba
sólo con
la multitud ferviente
de mis deseos.
Es tan grande la fuerza de repente, tan intensa la lluvia, tan eterno el instante que
suelto las armas
encaro la vida a muerte
reto a cualquier ser
vivo
o extinto
a que pruebe
a borrar mi camino.
Oh Mundo, oh Tiempo, oh Seres
Tan Nuevos
tan
(sin embargo)
desde siempre conocidos.
(Un aire suave mece las copas de los árboles)

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