Digiero cuerpos extraños, lucho contra la enfermedad que me invade para arrastrarme al mundo del abismo de los sueños en donde todos mis lugares son posibles a la vez... Pero es imposible resistirse al encanto del filo de la navaja, a la atracción de ser un ser centrífugo y a veces inhumano que expele ficciones vividas de forma anticipada,sombras que se escapan, formas de estar aquí y allá que hacen difícil la felicidad cotidiana, sentimientos que impiden los sentimientos por el simple efecto de la multisaturación de la multitarea simultánea del exceso de la caída ascendente. Y así, escalando arquitecturas del deseo, me convierto de manera inevitable-anhelada-catastrófica en catoblepas, animal que se autodevora, infierno de mí misma.
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